Luis Arturo Tavera Paredes Luis Arturo Tavera Paredes

Insomnio durante el Embarazo: Prevalencia, Causas y Factores de Riesgo

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El insomnio es uno de los trastornos de sueño más comunes a nivel mundial, y el embarazo aumenta significativamente su frecuencia. Se estima que al menos una de cada tres mujeres embarazadas presenta síntomas de insomnio durante la gestación. A medida que avanza el embarazo, las alteraciones del sueño suelen agravarse, con el tercer trimestre siendo el periodo más disruptivo para el descanso nocturno . A continuación se detalla la prevalencia del insomnio en cada trimestre, sus causas más comunes (físicas, hormonales y psicológicas) y los factores de riesgo o diferencias según la edad materna, con respaldo de la literatura científica reciente.

Prevalencia de Insomnio por Trimestre del Embarazo

Varios estudios indican que la prevalencia del insomnio aumenta con la progresión del embarazo. En las primeras etapas (primer trimestre), la proporción de embarazadas con insomnio reportado puede variar entre un 12% y 38%, mientras que en el tercer trimestre alcanza alrededor de 50–60% según algunas series . Esta tendencia al alza se observa de forma consistente: por ejemplo, un meta-análisis de 24 estudios (15.564 participantes) halló una prevalencia aproximada del 25% en el primer trimestre, 27% en el segundo y cerca del 40% en el tercero . Otro meta-análisis enfocado en el final del embarazo confirmó alrededor de un 42% de insomnio en el tercer trimestre . En resumen estas estimaciones por trimestre:

Trimestre del embarazo, Prevalencia de insomnio

Primero (0–13 semanas), ~25% (~1 de cada 4 embarazadas)

Segundo (14–27 semanas), ~27% (aprox. 1 de cada 3)

Tercero (28–40 semanas), ~40% (hasta 1 de cada 2)

Tabla 1. Prevalencia aproximada de síntomas de insomnio en cada trimestre del embarazo, según meta-análisis recientes.

Es importante señalar que las cifras pueden variar según la definición de “insomnio” (síntomas vs. trastorno clínico) y la población estudiada. En general, la tasa más baja se observa al inicio del embarazo y la más alta al final, cerca del momento del parto . Por ejemplo, un estudio prospectivo en España encontró insomnio (definido por escala de Atenas ≥8) en un 44% de las embarazadas en el primer trimestre, aumentando a 64% en el tercer trimestre . A nivel global también existen diferencias regionales: un análisis de 2024 reportó una prevalencia promedio de ~44% durante todo el embarazo, pero con las cifras más elevadas en Europa y las más bajas en Asia . En suma, el tercer trimestre es el periodo de mayor prevalencia de insomnio en la gestación, afectando aproximadamente a la mitad de las mujeres hacia el final del embarazo.

Causas Comunes del Insomnio en el Embarazo

Diversos mecanismos físicos, hormonales y psicológicos contribuyen al insomnio durante la gestación. Entre las causas más frecuentes destacan:

  • Causas físicas: Los cambios corporales propios del embarazo generan molestias que dificultan el sueño. El crecimiento uterino y aumento de peso provocan dolor lumbar y dificultad para encontrar una postura cómoda al dormir, especialmente desde mitad del embarazo . Otros síntomas físicos incluyen reflujo gastroesofágico, presión vesical con nicturia (necesidad de orinar frecuentemente de noche) y movimientos fetales que fragmentan el sueño . Además, son comunes trastornos del sueño concomitantes como el síndrome de piernas inquietas (RLS) y la apnea obstructiva del sueño (OSA), cuya prevalencia aumenta en el embarazo y puede contribuir a despertares nocturnos . En conjunto, estas molestias físicas llevan a despertares nocturnos frecuentes y sueño poco reparador en muchas gestantes .

  • Causas hormonales: La gestación conlleva enormes fluctuaciones hormonales que impactan la arquitectura y calidad del sueño. Los niveles crecientes de progesterona y estrógeno alteran los ritmos de sueño-vigilia y la respiración durante el sueño . Por ejemplo, la progesterona tiene un efecto dual: inicialmente puede inducir más somnolencia diurna e incrementar el sueño de ondas lentas, pero también actúa como estimulante respiratorio y puede causar congestión nasal e hiperventilación . Esta congestión nasal mediada por hormonas, junto con una menor profundidad del sueño, favorece despertares frecuentes. Hacia el tercer trimestre, el equilibrio hormonal sumado al tamaño abdominal lleva a un sueño más superficial y fragmentado comparado con etapas previas .

  • Causas psicológicas: Los factores emocionales y cognitivos desempeñan un papel importante en el insomnio gestacional. Ansiedad, estrés y preocupaciones relacionadas con el embarazo (por ejemplo, temor al parto, a la salud del bebé o adaptación a la maternidad) pueden dificultar la conciliación y mantenimiento del sueño . Las mujeres propensas a la ansiedad o con tendencia a preocuparse en exceso son más vulnerables a desarrollar insomnio durante el embarazo . Existe una relación bidireccional entre el estado de ánimo y el sueño: niveles altos de ansiedad o síntomas depresivos se asocian con peor calidad de sueño, y a su vez el insomnio crónico puede agravar los problemas de salud mental . De hecho, se ha observado que el insomnio gestacional incrementa el riesgo de depresión posparto y otros trastornos del estado de ánimo . En resumen, las preocupaciones psicológicas propias de esta etapa de la vida contribuyen significativamente al insomnio en muchas embarazadas.

Factores de Riesgo y Diferencias según la Edad Materna

Si bien el insomnio puede afectar a cualquier embarazada, ciertos factores de riesgo aumentan la probabilidad y severidad de su aparición. Estudios recientes han identificado las siguientes condiciones asociadas a mayor riesgo de insomnio durante el embarazo:

  • Edad materna: Las mujeres de mayor edad tienden a presentar insomnio con más frecuencia que las más jóvenes. Un estudio poblacional en EE.UU. observó que las embarazadas de 40–49 años tenían hasta 3 veces más prevalencia de insomnio en comparación con las adolescentes embarazadas . De manera similar, en un cohorte europeo se vio que la probabilidad de insomnio aumentaba con la edad materna . Esto podría relacionarse con que las madres añosas suelen tener más trastornos de sueño preexistentes o condiciones médicas concurrentes, además de una menor tolerancia a las alteraciones del descanso.

  • Antecedentes de insomnio y salud mental: El historial de insomnio previo al embarazo es uno de los factores predictivos más importantes de insomnio gestacional . Una mujer que ya sufría insomnio antes de concebir tiene alta probabilidad de continuarlo o exacerbación durante la gestación. Asimismo, la presencia de trastornos psicológicos como depresión o ansiedad antes o durante el embarazo incrementa significativamente el riesgo. Por ejemplo, mujeres con síntomas depresivos tienen un riesgo ~2.6 veces mayor de desarrollar insomnio en la gestación frente a aquellas sin depresión . De igual forma, altos niveles de estrés percibido o temor al parto se han vinculado con más insomnio en el tercer trimestre . Estos hallazgos resaltan la importancia de la salud mental materna como factor modulador del sueño.

  • Estado de salud y estilo de vida: Ciertas condiciones físicas de la madre también predisponen al insomnio. El sobrepeso u obesidad previa al embarazo se ha asociado a mayor insomnio en el tercer trimestre , posiblemente por contribuir a problemas respiratorios (ronquidos, apnea) y mayor incomodidad física. De hecho, en un estudio el insomnio en T3 fue más común en mujeres con IMC elevado (aOR ~2.3) . Por el contrario, llevar un estilo de vida activo parece ser factor protector: la actividad física moderada durante el embarazo se asoció con menor probabilidad de insomnio en el tercer trimestre . Además, la presencia de complicaciones obstétricas puede empeorar el sueño; por ejemplo, trastornos como la hipertensión gestacional o una amenaza de aborto aumentan el estrés físico y mental y se han relacionado con mayor insomnio reportado . En síntesis, una peor condición de salud general de la madre (obesidad, enfermedades concurrentes, dolor crónico) y hábitos poco saludables (sedentarismo, tabaquismo pasivo por la pareja , etc.) son factores que pueden contribuir al insomnio gestacional.

  • Factores socio-demográficos: El contexto social de la madre influye en la calidad de su sueño. La evidencia indica que las embarazadas con menor nivel educativo o socioeconómico tienen mayores tasas de insomnio . Esto puede reflejar condiciones laborales más exigentes, menor acceso a recursos de salud o mayores preocupaciones financieras. Un estudio en EE.UU. encontró que el estrato socioeconómico bajo se asociaba con mayor carga de insomnio durante el embarazo . Por otro lado, el estado civil y apoyo familiar pueden influir: mujeres solteras o con poco apoyo social podrían experimentar más ansiedad e insomnio , mientras que curiosamente un estudio chino señaló que convivir con familiares mayores redujo la incidencia de insomnio (posiblemente por más ayuda y compañía) . En cuanto a la raza/etnia, algunos datos sugieren diferencias culturales: por ejemplo, en un análisis global las mujeres europeas mostraron mayor riesgo de insomnio que las asiáticas , y dentro de EE.UU. se ha visto una prevalencia ligeramente menor en mujeres hispanas comparadas con las de raza blanca no hispana . Estos patrones pueden relacionarse con diversos factores, desde diferencias en hábitos y creencias sobre el sueño, hasta desigualdades en estrés ambiental (como exposición a ruido residencial ).

  • Paridad (número de hijos): La evidencia sobre si las primerizas duermen peor que las multíparas es mixta. Por un lado, las mujeres que esperan su primer hijo pueden tener más ansiedad por la experiencia desconocida, lo cual afecta el sueño (se ha asociado la primiparidad con temor al parto a peor calidad de sueño) . Sin embargo, otros estudios sugieren que las mujeres con hijos previos presentan insomnio con más frecuencia que aquellas que aún no tienen niños . Una explicación es que las madres multiparas no solo lidian con el embarazo actual sino también con el cuidado de hijos pequeños, reduciendo el tiempo disponible para dormir y aumentando el cansancio. En un estudio norteamericano de 2020, el insomnio durante el embarazo fue más común en mujeres que ya tenían niños en comparación con las primerizas . En todo caso, tanto primíparas como multíparas pueden verse afectadas por distintos estresores (miedo versus responsabilidades adicionales), por lo que la paridad debe considerarse junto a otros factores en la evaluación del riesgo de insomnio.

Estudios Recientes y Conclusiones

En años recientes ha crecido la investigación sobre el insomnio en el embarazo, dado su impacto en la salud materno-fetal. Revisiones sistemáticas respaldan las cifras mencionadas: Sedov et al. (2020) consolidó la alta prevalencia por trimestre , y Salari et al. (2021) confirmaron ~42% en el tercer trimestre . Un meta-análisis global de 2024 enfatizó que el insomnio en gestantes es significativamente más frecuente que en la población general (44% vs ~10-30%), subrayando la necesidad de abordarlo como un problema de salud relevante . Por su parte, estudios de cohortes han identificado factores modificables: por ejemplo, Román-Gálvez et al. (2018) señalan que el antecedente de insomnio y la obesidad son determinantes clave, mientras que el ejercicio regular puede mitigar el riesgo .

Es notable que el insomnio no solo afecta la calidad de vida durante el embarazo, sino que también se ha asociado a desenlaces adversos. Las embarazadas con insomnio tienden a tener más complicaciones como hipertensión gestacional, diabetes o parto prematuro , además de mayores tasas de depresión posparto e incluso un ligero aumento en la morbilidad materna grave . Por ello, las guías clínicas actuales sugieren realizar tamizaje de trastornos del sueño en el control prenatal y ofrecer intervenciones seguras (como terapia cognitivo-conductual, higiene del sueño, etc.) para mejorar el descanso de la madre.

En resumen, el insomnio es muy frecuente durante el embarazo, afectando a cerca de la mitad de las gestantes en el tercer trimestre . Sus causas son multifactoriales, combinando cambios físicos (dolor, reflujo, nicturia), alteraciones hormonales y factores psicológicos (ansiedad, estrés) propios de la gestación. Además, existen factores de riesgo que predisponen a ciertas mujeres a sufrirlo más intensamente – entre ellos la mayor edad materna, antecedentes personales de insomnio o depresión, obesidad, y condiciones socioeconómicas adversas . Reconocer tempranamente este problema y sus desencadenantes es fundamental para implementar medidas que mejoren el sueño durante el embarazo, ya que un buen descanso materno repercute positivamente en la salud tanto de la madre como del bebé en desarrollo.

Referencias Seleccionadas: Estudios meta-analíticos y de cohortes recientes han sido consultados, incluyendo Sedov et al. 2020 , Salari et al. 2021 , Román-Gálvez et al. 2018 , y revisiones como Okun et al. 2022 y Palagini et al. 2023 , entre otros, los cuales sustentan las estadísticas y afirmaciones presentadas en este informe. Todas las fuentes corresponden a revistas científicas, artículos de revisión médica o datos epidemiológicos oficiales.

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